Regresa el verano y la cálida sensación de tu ausencia,
sobre todo en las noches en las que el tiempo, la calle, los ruidos están callados
y tú también. En las noches en las que los
silencios son más callados, más intensos y más profundos. En las noches
en las que el dolor duele más y clava más intensamente sus espinas…ya pesar del
tiempo que va pasando lentamente sigue existiendo ese dolor. Y duele aunque haya días en los que se sosiega levemente,
pero solo breve e instantáneamente.
En esas noches en las noches en las que sales a la terraza y
ves la luna hermosa, tan brillante, sientes la dulce brisa del verano, los
aromas perdidos que regresan con tu esencia.
Esas noches en las que cierras los ojos y desearías sentir de nuevo tus labios
sobre los míos, sentir de nuevo el fuego de tu cuerpo y la sonrisa de nuestras
almas.
Y yo sigo viviendo, y sigo peleando con la vida y con la ausencia,
con esa falta que me hace a momentos arrastrarme echándote de menos tanto como
el primer día, conviviendo con el eco de tus últimas palabras, del susurro de tus
últimos suspiros, con el roce de tus últimas caricias….sintiéndome sola porque
no te tengo, porque tu no estas…sintiendo tu ausencia, queriendo remontar de
nuevo el vuelo, pero llena de miedos a
tu falta, a mi angustia, a la felicidad ,llena del miedo a mi soledad.
Te sigo echando de menos vida mía, porque cuando tú te
fuiste te llevaste una parte de la mía.
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