Si nos parasemos a pensar detenidamente lo curioso que
parece todo, nos daríamos cuenta de que hay momentos en la vida en los que se
pasa de la ilusión y las ganas de sonreír , tímidamente ,un poco al pozo más
negro de la tristeza.
Estas en esos días en los que has vivido con ilusión un acontecimiento
importante como la boda de unos amigos, les has visto emocionarse y compartir
contigo preparativos, ilusiones y su día maravilloso. Te has emocionado con ellos,
y confieso que durante la ceremonia lloré a mares, no sé muy bien si porque me emocioné
con ellos o porque sentía que me faltabas a mi lado.
De repente todas esas
emociones se vienen de golpe y porrazo hasta el suelo, porque no estas,
porque estamos acusando que este verano no te tenemos a nuestro lado, que me
toca a mí sola intentar que las niñas
disfruten de todo lo que conlleva este tiempo: las vacaciones, Los Carménes, la
piscina, la playa… y no se ni siquiera ni
orientarme .
En esos días en los que no quiero acostarme sin tenerte a mi lado,
y que a la mañana siguiente no puedo levantarme al saber que amanezco sola sin
tu mirada, sin tu sonrisa, sin tus abrazos…Sólo sé que hay días en los que me
siento derrotada, abatida y perdida, sin encontrar mi norte, ese Norte que eres
tú.
Y es que hoy de repente me doy cuenta de que esta noche hace
8 meses estaba sentada a tu lado, agarrada entre tus manos y despidiéndome de
ti para siempre, que solo quedaba
esperar tú último aliento. Ese aliento en que se convirtió mi vida, en pasar de
la alegría a las penas, a vivir casi siempre en un callejón lleno de tristeza.
Desde que comenzó tu enfermedad cada día fue siendo más y
más duro, y empezó mi insomnio, y mi pelea continua con las noches y los días, buscando en los laberintos de mi
mente una respuesta que no llegaba. Qué no llego nunca. E ilusa de mí, pensaba
que eso era lo peor que nos pasaba, que había empezado nuestro particular calvario,
pero no. Lo peor vendría unos meses después
cuando nos dimos cuenta de que habíamos perdido la batalla, y que la vida, la
enfermedad y la muerte nos separaría para siempre. Y lo duro que fue dejarte marchar,
separarme de ti para siempre, sabiendo que no te podría volver a tener ni tan
siquiera un segundo….
¡Que duro es todo esto vida mía, el no tenerte, el perderte….para siempre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario