Me despierto. Me acurruco
entre las palabras,
de las caricias del cuerpo de tus manos,
abro los ojos,
en el eco vacío de las alas de tu voz.
Sonrío a las siluetas apagadas,
en el candil de las mañanas en tinieblas,
refugiada en el fuego frío de tu piel.
Respiro bajo el aleteo incómodo,
del silencio entrecortado,
dónde tu mirada es luz
que refleja los recelos y los deseos.
Y me besas...Y me callo.
Y me escuchas... Y te siento.
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