Tengo las alas abiertas
al
recibo de tus miradas vacías,
al
silencio de los susurros
del
hábitat despoblado de tus abrazos,
al
ocaso de tus callados
furtivos
y presos besos.
Tengo
descompuesto el amor,
porque
no obtengo respuesta
que
logre avivar,
el
calmado arrebolado crepúsculo de tus pupilas,
a mis
manos, acariciando, en llamas
tus estériles
cicatrices de vida,
latiendo,
en la
opaca oscuridad de tu sosiego.
Solo
contemplo las sombras,
aquellas
que se transforman en infinita noctalia y nostalgia,
trazando
siluetas imposibles en las rejas oxidadas de tu alma.
Soy el
cautivo de tus mutismos
de
lisonjas sin tu piel,
tengo
sediento el arrojo,
al enfrentarme
al agua mojada de tu árida boca
cuando
mis pensamientos me fuerzan,
y a
ti,
te
rozan.
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