viernes, 23 de abril de 2021

En un momento cualquiera...

En un momento cualquiera...


                                   


      

...Es muy difícil escribirte a tí, al amor que se siente en una mirada, en una caricia, en una palabra, en un beso y en un verso. Hoy lo hago aquí, en un día cualquiera, en un momento delimitado por la frialdad, quizás acompañada por el miedo de escuchar el silencio de los últimos gritos. Esos que acechan alguna que otra noche, en la cual no sabes lo eterno que se convertirá el insomnio de cada somnolencia.

Te escribo a tí, que escuchas, que hablas en otras voces, en otras mentes, en el momento en el que las musas se abalanzaron con sigilo mientras la oscuridad tiñe con su negra capa el día. Ahora que en el frío letargo, se oye el acreditar de los viejos lejos en la chimenea y su resplandor anaranjado , salvaje, me devuelve el brillo de las letras entre las sombras de tu mirada.

Es sumamente complicado saber cuando te empecé a querer. Recordar el primer instante de mi supervivencia en el cual  mis ojos se fijaron en tu existencia, ella que fue dotando de tentáculos de vida a la mía. Quizás con los segundos de tiempo lo haya ido olvidando, quizás sea un recuerdo de esos que tienden a permanecer dormidos en la memoria, esperando a ser despertador por el abrazo de un aroma. Cómo esa fragancia que envuelve y desprende tu cuerpo, ese bálsamo que a mí tanto me embriaga cuando te tengo entre mis manos. Abrazándote, a pesar del miedo y de la infinita soledad que nos quiebra a los dos. Desprende esa esencia en la que tus palabras huelen a historias viejas, a cuentos nuevos, a vidas rotas, a viajes lejanos, a sueños incompletos...

Te acaricio, deteniendo el tiempo en cada exhalación, en cada suspiro, con cada aliento te respiro por los poros de mi piel al sentirte vivo en cada uno de tus párrafos. A veces, tienes ese tacto rugoso que te da el paso del ajado tiempo, que te otorgan las caricias de otras manos, las miradas de otros ojos. A veces resbalan como el agua, te cuelas libre entre mis dedos por la lozana juventud que te regala la tinta fresca, el tiempo nuevo.

Percibo el cálido calor de tu cuerpo, siento que te necesito para ser lo que quiera que yo sea. Para viajar, para soñar, para existir, para cobijarme en el acogedor refugio de tus letras.

Te miro. Incompleta. Me abandono al silencio. Y tú, me devuelves el eco de las palabras recortadas en los velados silencios de mi voz.

Es muy complicado escribir a un «Te Quiero» mientras todos callan, mientras todos duermen sin romper el silencio, cuando ya no quedan más batallas entre las sábanas que mecer tus páginas entre mis piernas.

2 comentarios:

  1. Hacía tiempo que me había perdido de tu blog pero es una delicia pasarse por aquí, disfrutar de tus narraciones y desplegarse en las metáforas.
    Un beso enorme, Inma.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias en.placer tenerte por aquí, hacía dias que no venían tampoco las musas.

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Tengo las alas abiertas

Tengo las alas abiertas al recibo de tus miradas vacías, al silencio de los susurros del hábitat despoblado de tus abrazos, al ocaso...