Cuenta la leyenda que los antiguos habitantes de
las tribus indígenas no se dejaban retratar por los colonos. Pensaban que, cada
foto tomada, les robaba el alma. Quizás no lo sea, pero a mí me parece romántica
esa historia, ya que ahora que tú no estás, ahora que no te tengo sigo
poseyendo tu alma. Te la robe con cada toma en la que fuiste el modelo
improvisado de mi cámara. Me adueñe de ella, cuando podías besarme y yo sentir
el roce suave, dulce e hipnotico de tus labios. Después la capture en cada imagen,
en cada fotografía en la que me sigues contando nuestra historia de amor. De
ese amor eterno, infinito, soñado...ese amor que tuve, que me diste, ese amor
sentido, y a veces, al dejarnos llevar sin sentido...
Ahora ,cada vez que contemplo tu imagen inmortal en los retratos, en los paisajes que me has dejado para descubrir con mi mirada, te siento aquí porque yo te robe con cada imagen...y ahora soy la única dueña de tu aliento, de tu esencia, de tu Alma.
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