Que pocas veces nos paramos a pensar las escasas o muchas
oportunidades que nos da la vida. A pesar de su dureza, de la crueldad con la
que nos trata, que nos arranca lo que más amamos, lo que más queremos y apreciamos.
Igual que cuando te llevo de mi lado. Así de golpe, de repente sin estar
preparados para separarnos, para hacernos sufrir, para matarnos a
golpecitos de dolor. Ese que se
convierte en angustia, en llanto, en espinas clavadas haciendo heridas,
marcando llagas. Ese desconsuelo que se va colando por tus venas, que cala tus huesos,
como lluvia fina e inunda de frío y vacío tu corazón.
Así, así es como he sentido yo tu marcha forzada, obligada a
vivir en la tristeza opaca de los días, cuando no te tengo a mi lado. Cuando
esa carencia heladora, de tu cuerpo, no
da calor al mío. Ese cuerpo, esa mirada y esa media sonrisa huérfana de la tuya,
de tus manos, de tus brazos, de tu pecho, de tus palabras, de tu presencia. La
que lo llenaba, la que lo colma todo en mí.
Miras por las ventanas del alma, del alma mía, del alma
tuya para contemplar esa niebla espesa,
que se queda, que se aloja, que no pasa, que no levanta porque me faltas,
porque te alejas…Otras veces al abrir las contraventanas vislumbro un tenue e ínfimo
rayo de luz, como un faro que me guía buscando el puerto y tocar fondo.
Encontrar ese calado que me deje en pie,
sin tambalearme, firme para poder contemplar esa belleza de la playa en la que te
encuentras, en la que varado me esperas….en la que te sueño, en la que te añoro.
Es entonces cuando tímidamente aclaran las dudas,
desaparecen las nubes, amaina el viento y calma el llanto porque afloran los
recuerdos diciendo al tiempo que vivir es increíble. Aunque me duela, a pesar
de que me hiera tener que vivir en un pensamiento. Ese que me retorna la vida a
tu lado, la que creamos, la que tuvimos, la que vivimos. Porque vivir en un
anhelo del pasado, es vivir el tiempo vivido a tu lado, lo que fuimos, lo que
tuvimos juntos, separados, siendo uno, siendo dos. Lo maravilloso de poder
cerrar los parpados, es verte como si
nunca te hubieses marchado, como si jamás te hubieses desvanecido.
Vivir es eso, increíble al poder sentir la fuerza con la que
la añoranza me empuja a seguir viviendo
una vida convertida en dos: La primera, a tu lado, contigo. La segunda, al lado
de tu recuerdo, de tu esencia, de tu alma….
Pero ¿sabes vida mía, Alma mía? ¿Sabes por qué vivir es increíble?
Porque si no hubiésemos vivido, nunca nos hubiésemos amado, jamás nos hubiésemos
sentido.