A veces, recorro tu cuerpo
con el silencio sonoro de mis besos sellados,
en la duermevela de mi vigilia,
en mis noches de insomnio,
de la sequía
en mis silabas acalladas.
Las caricias esparcidas
en el desierto, árido y ajado,
de tu piel
tiñen de dorados desencuentros
el inmaculado papel en blanco,
rompiendo tu ausencia,
en la inexistencia de tu presencia,
de las voces y las letras.
A veces, los rumores silenciados
vienen repletos de vacío,
de misterios, de sombras y
desconsuelo,
cuando no hallan la paz calma en tu mirada,
cuando no se pierden
en los recovecos de tu boca,
en la profundidad de tus versos,
en el eco completo de tu copla.
En ese delicioso aroma,
en ese dulce y amargo sabor
de tus labios,
de tu prosa.
A veces, hay oscuridad
bajo la opaca luz de tus ojos.
Muestras el temor,
la incertidumbre,
la rabia,
el desconsuelo sin cobijo
en murmullos que no arropan,
que no abrazan,
que dan frio en las tinieblas.
Tus anhelos, tus desvelos
bajo la carencia
de las hadas que dan forma
a las palabras,
a las imágenes,
a las rimas,
a la forma indecorosa de trazar tu silueta
en la penumbra de mis sombras.
A veces …
Desprendes el perfume a poema completo,
hinchado
de nostalgia,
fortuna, esperanzas
y
sigiloso deseo.
Te deslizas pulcra y delicadamente
para manifestarte bajo mis dedos,
en el tacto
suave, estéril, secreto y tembloroso
de mis manos cuando te pienso.
A veces… cuando te siento,
eres poesía, Musa.
Poesía finalista en el Concurso Literario José María Portell, año 2021.
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