Se encontraron sus miradas de amantes prohibidos bajo la oscuridad diáfana que concedía la luna, cobijados al arrullo del bosque mortecino en un otoño hirviente en llamaradas de color. Dos cuerpos en silencios rotos, sudorosos, envueltos, encadenados en aroma de Madreselva que les evoca, les recuerda, les susurra y protege. Murmullos, quebrantados por el eco de los acordes y las voces de una lira, que les acaricia, mientras se abrazan en resuellos de puro deseo.
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Wow, Inma. Muy sugerente. Nos traes un relato escrito en prosa poética que nos lleva a ser espectadores (casi voyeurs) de ese amor prohibido, pero que rebosa dentro de los estándares y grita por salir y mostrarse. Me encanta. Muchas gracias por participar en el desafío de este mes. Te mando un abrazo bien fuerte.
ResponderEliminarMuchas gracias a tí, buscando dar un giro a la poesía, y la verdad es que para no atreverme demasiado con el «microrrelato» estoy bastante satisfecha.
Eliminar¡Bella prosa, Inma!
ResponderEliminarNos permites descubrir un amor apto para solo unos pocos.
Un beso enorme.
Cuídate mucho.
Muchas gracias,😍💋
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