He pasado mi tercer cumpleaños sin tenerte a mi lado, y a
cada año que pasa aprendo a convivir con el dolor, y el ahogo, de tu ausencia.
A sobrevivir, con la presencia del recuerdo de tu sonrisa, de tu mirada y de tu
esencia.
Acabo de cumplir 43 años en la soledad de la tristeza, por no tenerte a mi lado, y sin embargo, esa falta es la que cada día me fortalece y enriquece.
He comprendido que la vida te quita, te arranca lo que más amas, lo que más necesitas...pero por otro lado te entrega para seguir adelante.
He aprendido a vivir con luz en la mirada, de esa luz que ilumina y que no es opaca, ni triste ni oscura. Con la madurez he alcanzado esa belleza serena que apacigua el alma, que transmite calma...he aprendido a convivir de nuevo con la sonrisa, esa que tanto amabas, y que allá donde estés tanto amas