Hay mañanas en las que te levantas y te sientes incompleta.
Esa sensación de fatiga mental y emocional, en la cual, eres como una sombra a
la que le falta el rostro.
La observas detenidamente, con pausa y necesidad de encontrar eso que tanto se anhela y tanto se desea.
La observas detenidamente, con pausa y necesidad de encontrar eso que tanto se anhela y tanto se desea.
¿Sabéis? No nos damos cuenta pero no todas las
sombras han de ser oscura, aunque estén llenas de nostalgia. Porque para que
haya sombras, ha de existir una fuente de luz que te proyecte y te empuje.
No sé, si alguna vez, seré capaz de acariciar y
sentir sobre mi piel dicha luz, su calor, su sabor....mientras, llegue o suceda
habrá que ir abriendo las contraventanas del alma y que se vayan filtrando nítidos, leves intensos, rayos de vida.