Es tu mirada, el reflejo del mar en mis
ocasos,
de tus labios,
de tu piel
esos que callan mis besos.
Es mi boca tu puerto cuando roza tímida, dulce y
delicadamente
contra cada poro de tu cuerpo.
Y te estremeces entre mis abrazos,
como si a cada roce de tu piel
consumieses los segundos de mi tiempo, de mi día,
de mi vida...
Eres las nubes que cubren mi alma,
que
asedan mis ganas,
apagan mi rabia.
Es tu mirada el reflejo del atardecer en mis otoños.
Calmados.
Quietos.
Antes los susurros del aire,
del viento,
del ruido y del silencio...
Precioso poema en la composición y en el contenido. Amante de la novela negra que es Dulce en la escritura y en persona
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