En estos días de profunda soledad, desconsuelo y desasosiego
no hallo el refugio
de los abrazos ni de los besos.
Se desborda de ruido el silencio con llanto rotos,
en un tiempo,
donde solamente viven y perviven los recuerdos.
En este tiempo donde las miradas perdidas no
se encuentran
yacen, dormitan,
calmas y quedas.
Y las caricias que
laten ocultas bajo el miedo,
permanecen confinadas en una angustia que no cesa.
Quietud, silencio, quebrantos y dolor al cerrar los ojos,
al intentar respirar,
buscando el cobijo de tu pecho, de tu sonrisa o de tus brazos…
… y no llega,
y me aleja del poder de sentir vida entre las yemas
de tus dedos,
en el roce de tus labios
o en las ásperas caricias de tus manos. En este tiempo corrompido por el dolor de todo
aquello que se nos escapa,
que huye y se fuga,
mudándonos en personas rotas,
y,
devuelve nuestra fragilidad en un reflejo, en tu espejo, en el mío…
En este tiempo que hemos vivido perdiendo su noción,
las miradas,
las caricias,
los abrazos,
las sonrisas…
…donde la pandemia es mi ausencia, es la tuya,
es esa vida mía que se escapa,
es la tuya…
…es la nuestra.
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