Sentado en mi trono
de silencio
esperaré reposando
cada uno
de mis pensamientos, en
calma,
callado, sereno.
Anhelaré a cada uno
de los espectros de mí
alma,
dejaré abierto el candado,
que protege el
encierro de mis
sentimientos,
y mientras ellos susurran,
pasearé
en la travesía que describe tu mirada.
Habitaré en el tesoro
oculto de nuestras palabras.
Silencioso, seré
capaz de leer los latidos que
golpean
mi rabia, mi paz,
mi descanso, mi
ansia.
Seré las letras
cautelosas, mágicas y puras
de los hechizos que
habitan en el grimorio,
de tu sentido,
de tu tacto y de tu cuerpo.