Bajo el aroma humeante de una delicada
taza de té me he sentado frente a ti, con el llanto roto y el silencio quedo,
sin prisa. Así, entre susurros, para poder decir todo aquello que yo siento.
Creo que no sé escribirle al amor, a pesar de saber que existe; el verdadero,
el fugaz, el primero, el que se marcha huyendo, el que se asusta, el que se
queda, que el te arranca la vida o el que tú me das. Así sin más, a pesar de
todo aquello que nos pesa, a pesar de esa divina y traidora que es ella. Que es
la vida.
Pensaba que mis ojos
estarían tristes el resto de los amaneceres que me quedasen por sentir, por
respirar, por anhelar, por vivir. Pensaba que solamente las lágrimas serían las
que devolviesen el brillo, opaco y apagado a mis ojos .Pensaba, pensaba…No
quería comenzar nuevos caminos guiada por otros pasos que no fuesen solamente
los míos. Que la única sombra que se proyectase junto a mí, al deambular fuese
la mía. No quería, no.
Soy de las que no saben
hablarle al amor; por temor, por miedo a que se desvanezca entre los susurros
del pensamiento. Por pavor a sentir de nuevo como me cruje el alma cuando me hablas,
me susurras o me miras de forma incandescente al decir te quiero. Yo no sé si
soy capaz de decirlo. Yo soy de sentir,
de sentirte, cuando tu boca henchida por el deseo recorre pausadamente mis labios
acariciando cada uno de mis poros con susurros de delicada paciencia. Y me besas.
Y me entrego al delirio del placer de tus manos, de tu piel. De la mía.
Yo sé que siento algo similar a quererte,
porque en tus ausencias te extraño, busco refugiarme entre los sueños de tus abrazos,
en el calor que desprende el aroma de tu cuerpo. Sé, que cuando estas a mi lado
me pierdo en tu mirada, en tus sonrisas y a tus palabras bajo el dulce eco de
tu voz. Me apresas. Yo sé que mi alma se pierde bajo el abrigo de la tuya, que
quiero acariciarte con esos besos que el tiempo nos ha entregado de nuevo.
Porque tú eres mi aliento, eres el viento que me ha arrastrado hasta el sigilo
de tu calma. Eres, esa mirada cautiva que regala el brillo a la mía, que me
busca cuando necesito asilo para el alma, para los sueños o consuelo para los sentimientos.
Eres el que me otorga espacio, el que me quita el peso de la pena, de la
tristeza que arrastra mi existencia.
Sé que no es fácil querer cuando
pesa el alma, el pasado o simplemente la vida. Quizás no sé escribirle a ese
corazón que arrastra feroz al mío, pero lo siento en instantes de silencio roto
y vacío, me detengo dentro del dolor que me aprisiona. Te observo, sé que te tengo,
que me das esa paz que necesito, Te miro desde mis ojos, esos a los que temes
porque te embrujan, te arrastran al pozo sin fondo de esas mareas vivas, enfurecidas, bravas, de resacas
repletas de callados pensamientos.
Quizás no sé decirte que te quiero,
pero poseo palabras que gota a gota destilan poesía, que susurran segundo a
segundo ese desvelo de tu insistencia, de tu calma, de tu compañía en mis
noches de soledad, tristeza y desasosiego. Quizás no sé decirte de viva voz que
te quiero, que te quiero con ese amor adulto que otorgan los años, la
tranquilidad y la paciencia. Ese que fuimos, el que nos queda, el que nos dará
la vida. Quizás dejo a las musas del silencio narrar estas palabras, que las esparzan,
que las suelten al viento porque sé que te siento… porque siento que yo te
quiero.
Certamen Cartas de Amor "Asociación Cultural Amas de Casa y consumidores El Timón,Puertollano" 2019